A los próximos bachilleres de San José de Ocoa que no han elegido una profesión y celebraron los lanzamientos de sus promociones de 4to. de bachillerato.
La educación es algo que nos preocupa a todos, y si no es así, debería serlo. Es quizás, la manera más adecuada de eliminar las diferencias, las guerras, los conflictos y tantas desigualdades que en la actualidad rodean al mundo. La educación para uno mismo casi siempre se vuelve un tema de segundo mano hasta el momento en que terminamos el nivel secundario y quedamos a la deriva, sin saber qué carrera seguir, dónde estudiar, si queremos estudiar o darnos unas merecidas vacaciones de unos años o en el peor de los casos, qué posibilidades tenemos para estudiar lo que realmente queremos. La sensación de libertad que nos causa terminar el colegio nos dura poco en muchos casos, luego se nos monta como pesada carga la necesidad de descubrir qué diablos queremos ser en la vida, pensamos sobre nuestras preferencias, si los números o las letras, si la ciencia o la poesía. Pienso que el elegir una profesión no se determina por un cuestionario o un examen de dos horas, sino por una cuestión de vocación. Siempre hay algo que nos gusta hacer y que resalta entre todas nuestras características, siempre hay algo que nos apasiona y de lo que podemos volver una profesión. Elegir una profesión es tan solo el primer paso, luego viene la elección de la universidad, postular y mantenerse durante el tiempo que requiera para terminar de manera exitosa y comenzar a trabajar en el campo seleccionado. La universidad dista mucho de la escuela, es mucho más exigente, los horarios son diversos y la cantidad de gente que puedes conocer y asombrarte por la diferencia de personalidades es increíble. Miles de libros que leer sea cual sea la profesión que estudies, miles de amanecidas terminando trabajos de ultima hora, cientos de noches en vela estudiando, abandono de rutinas de diversión por falta de tiempo, quizás trabajos ocasionales, nuevos amigos, nuevas expectativas, nuevos objetivos y un sin fin de oportunidades que se pueden presentar mientras seas catalogado como universitario. Lo importante es saber priorizar los objetivos que uno se trace para la vida, mientras eso lo tengamos claro, cientos de cosas que nos llamen la atención se nos pueden cruzar por los ojos, pero mientras que no vayan acorde con lo que nos hemos propuesto no significaran más que una bonita experiencia y enseguida, parte de nuestro pasado. La etapa universitaria es para muchos, la mejor etapa de la vida porque es el momento donde descubres la diversidad de las cosas que el mundo te ofrece, descubres tendencias sociales, culturales, políticas, artísticas y sexuales. La universidad es como una feria gigante que si no sabemos mantenernos siempre ubicados, nos envuelve hasta perdernos, estemos o no estemos locos.
La educación es algo que nos preocupa a todos, y si no es así, debería serlo. Es quizás, la manera más adecuada de eliminar las diferencias, las guerras, los conflictos y tantas desigualdades que en la actualidad rodean al mundo. La educación para uno mismo casi siempre se vuelve un tema de segundo mano hasta el momento en que terminamos el nivel secundario y quedamos a la deriva, sin saber qué carrera seguir, dónde estudiar, si queremos estudiar o darnos unas merecidas vacaciones de unos años o en el peor de los casos, qué posibilidades tenemos para estudiar lo que realmente queremos. La sensación de libertad que nos causa terminar el colegio nos dura poco en muchos casos, luego se nos monta como pesada carga la necesidad de descubrir qué diablos queremos ser en la vida, pensamos sobre nuestras preferencias, si los números o las letras, si la ciencia o la poesía. Pienso que el elegir una profesión no se determina por un cuestionario o un examen de dos horas, sino por una cuestión de vocación. Siempre hay algo que nos gusta hacer y que resalta entre todas nuestras características, siempre hay algo que nos apasiona y de lo que podemos volver una profesión. Elegir una profesión es tan solo el primer paso, luego viene la elección de la universidad, postular y mantenerse durante el tiempo que requiera para terminar de manera exitosa y comenzar a trabajar en el campo seleccionado. La universidad dista mucho de la escuela, es mucho más exigente, los horarios son diversos y la cantidad de gente que puedes conocer y asombrarte por la diferencia de personalidades es increíble. Miles de libros que leer sea cual sea la profesión que estudies, miles de amanecidas terminando trabajos de ultima hora, cientos de noches en vela estudiando, abandono de rutinas de diversión por falta de tiempo, quizás trabajos ocasionales, nuevos amigos, nuevas expectativas, nuevos objetivos y un sin fin de oportunidades que se pueden presentar mientras seas catalogado como universitario. Lo importante es saber priorizar los objetivos que uno se trace para la vida, mientras eso lo tengamos claro, cientos de cosas que nos llamen la atención se nos pueden cruzar por los ojos, pero mientras que no vayan acorde con lo que nos hemos propuesto no significaran más que una bonita experiencia y enseguida, parte de nuestro pasado. La etapa universitaria es para muchos, la mejor etapa de la vida porque es el momento donde descubres la diversidad de las cosas que el mundo te ofrece, descubres tendencias sociales, culturales, políticas, artísticas y sexuales. La universidad es como una feria gigante que si no sabemos mantenernos siempre ubicados, nos envuelve hasta perdernos, estemos o no estemos locos.
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