Después de la tormenta viene la calma...y las funditas también. No criticamos las funditas, pero exigimos orden y que llegue a las personas que realmente necesita los alimentos en estos momentos de desesperación e impotencia, que son las palabras que describen la situación por la que atraviesan cientos de familias ocoeñas.Esas personas no están allí porque quieren, sino por una realidad que les ha tocado vivir, pero como ocoeños al fin, son gente de trabajo y sólo esperan que los reubiquen por haber perdido todo y en medio del deprimente panorama no hay esperanza por la falta de estrategia para enfrentar la miseria, aparte de la donación de funditas y los "operativos" con fines fotográficos.En Rep. Dominicana, el caudillo nunca saco al país de la miseria, pero le daba funditas de comida a los pobres y ya eso era suficiente para que la gente se olvidara de los asesinatos cometidos durante su régimen, por eso los gobiernos no quieren educar al pueblo, para poder hacer lo que quieran con los ciudadanos y el dinero de todos. La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros.Envíen las funditas, pero también ayuden a que los refugiados de hoy puedan vivir en una zona que no tengan que pasar por la difícil situación de ser una carga para el país, ni tengan que ocupar las escuelas que el pueblo necesita. Si realmente quieren hacer viviendas, lo pueden hacer, es mucho más difícil hacer un “Metro” y luego hacerle otra línea. Recuerden que el mejor medio de hacer bien a los pobres no es darles limosna, sino hacer que puedan vivir sin recibirla.
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