Cada persona disfruta a su manera. Creo que no se debemos juzgar cuando alguien disfruta su vida si es de manera sana. Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras esperan la gran felicidad. El sorprendernos de la vida misma, el disfrutar de las cosas simples, es parte de la alegría de vivir. No necesitamos diversiones sofisticadas ni dinero para ello, lo único que importa es liberar el sufrimiento que llevamos dentro para que ese sitio lo ocupe el amor y la felicidad. Estar rodeado de personas que correspondan a nuestro afecto, que compartan los mismos sueños, intereses, exista plena confianza y respeto y sea una relación constructiva, es algo que en muchos momentos de nuestra vida deseamos. La risa, la alegría y la felicidad debe ser como la de los niños, cualquier cosa, cualquier momento, cualquier detalle que podamos compartir, tiene que ser en el presente, que es lo único que existe en realidad.
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