Ocoeña gana concurso Internacional

La Ocoeña, licda. Fanny Santana (Maricrí), fue la ganadora del 3er. lugar en el concurso Internacional de Poesía y Narrativa en Buenos Aires, Argentina. La poesía "A las Víctimas del Tsunami de Indonecia", que le mereció también una mensión de honor, cuenta Maricrí que hizo esta poesía por una imagen que vió en la televisión cuando sucedió éste trágico fenómeno y quedó grabado en su mente. El 26 de diciembre de 2004 al menos 27,000 mil personas murieron por el terremoto y el tsunami en Indonesia. A continuación publicamos la poesía.

"A LAS VICTIMAS DEL TSUNAMI DE INDONESIA"
Lágrimas congeladas entre piedras destruidas, entre polvos de monotonías, entre lágrimas eternas, entre nubes grises e inmensas albas deshojadas, quedaron sucumbidas las almas de la Indonesia.

OH bravía naturaleza, tú que has dado la belleza hoy te vuelcas en pura furia de dolor y mutilación, tú que en cada halo de equipaje llevas tantas esperanzas que hoy ha quedado bajo los escombros mismos del existir.
OH magnifica ola! dile al mundo en un suspiro cuantas huellas registraste, cuantas ideas te acompañaron, cuantos lindos pensamientos viven en ti hoy. Ola inmensa ¿donde guardaste ese mundo? ¿es tan amplio el buzón que te cubre?, tendrán quizás sus nidos en el fondo infinito de las aguas, junto a las algas, junto a los moluscos, junto a las diásporas, allí donde cada quejido no puede escucharse y el dolor y la quejumbrosa tristeza invaden el universo.
Dime, donde están las almas inocentes de esta ciudad, donde está su escondite, dime, para sacar de este hondo dolor a los que estamos aquí, esperándote que regreses y estirpes de las fibras de este corazón herido, la tristeza que invaden en cada filamento que va expandiendo por las venas una lóbrega y eterna lágrima, que no seca, que no ha podido ser evacuada, que aumenta mis latidos, enterneciendo en mi interior el dolor.
Dime ola saltarina...Donde están, devuélvele a Indonesia la alegría, el vivir, la esperanza, el verdor de sus jardines, devuélvele aunque sea un ápice del corazón que ha sido tragado, digerido por tus aguas.

30 kilómetros, 19 millas por debajo del nivel del mar, que fiereza, que desastre, sólo quiero me descifres que dicen en las huellas de éstos inocentes que corrían y corrían hasta el alcance de sus garras, que dicen sus huellas, allí donde dejaron marcados sus pasos desesperados ha quedado algo, dime ola extraordinaria, deletrea esa idea, esos sueños de jóvenes y niños que nadie ha podido leer, pero que supongo están allí sus juegos escolares, sus sonrisas, sus amores, su pasión, su amor materno, su vida...si su vida.